Bibliotecas digitales y libre conocimiento en Ecuador, ¿cómo estamos?

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Foto libro 

Dos de la tarde en una biblioteca pública de Machala. Entran dos jóvenes  universitarios, estudiantes de la  carrera de ingeniería civil solicitando información y mapas sobre  las cuencas hidrográficas de la provincia para su tesis; durante días han preguntado en diferentes instituciones públicas locales algún dato al respecto, recibiendo como respuesta: «Vaya a X institución a solicitar esa información, aquí no hay eso», tras descubrir que dichos mapas no se encuentran ni en internet, acuden al último lugar donde les queda por buscar: Una de las dos bibliotecas públicas existentes en la ciudad. Para su infortunio, la respuesta es la misma: «No tenemos eso», uno de los estudiantes, con evidente agobio manifiesta: «En las ciudades pequeñas obtener datos sobre la misma, es muy limitado, ¿Cómo esperan que realicemos investigación de calidad así?», nadie le responde, su pregunta es la de muchos estudiantes en varios rincones del país, porque es increíble que en el siglo del todo lo que usted necesita lo encuentra en Google exista deficiencia de información de muchas ciudades confirmando así lo que de sobra sabemos: En Ecuador las instituciones públicas no liberan información, pero ¿Qué hacemos al respecto?.

 

Como sabemos, la libertad de expresión es reconocida por la ONU desde 1946 y se estipuló el acceso a la información como un derecho humano fundamental. En el año 2000, la Convención Americana de Derechos Humanos aprobó la Declaración Interamericana sobre la libertad de expresión, cuyo máximo principio fue el derecho de toda persona acceder a información sobre sí misma y a la información de las instituciones estatales. En nuestro país estos derechos se consagraron en el 2004 con la creación de la LOTAIP, donde se establece claramente que no existe reserva con respecto a archivos y documentos de interés público, a fin de democratizar la información y la participación ciudadana; sin embargo, hasta la actualidad son escasas las instituciones que han publicado su archivo histórico o libros de dominio público en la web, en especial las de provincias no principales del país. Existe una inmensa cantidad de obras, monografías e investigaciones históricas a las que pocos pueden acceder, por lo que lo estipulado en la ley no se cumple realmente.

 

 ¿Por qué las bibliotecas no digitalizan sus obras?

 Actualmente no existe un informe público, de carácter cualitativo, por parte del IEPI, INEC,  Ministerio de cultura y  patrimonio u otra institución  sobre la situación real de la bibliotecas del país, ni tampoco sobre la utilización de sus archivos históricos. En los últimos dos años recorrí algunas localidades de la amazonia y costa ecuatoriana, donde constaté que no existen bibliotecas en la mayoría de sus parroquias;  la información inherente a su memoria histórica no es generada directamente por sus pobladores, sino en base a estudios realizados por investigadores externos. Esta carencia de información se debe en parte a los índices de analfabetismo en la mayoría de estos sectores, sobre todo rurales. Podemos ver un informe de la UNESCO al respecto aquí.

 

 Si en ciertas poblaciones hay una  falta de material bibliográfico local, en otros el problema es el desconocimiento y por ende  la falta de utilización de licencias libres por parte de las bibliotecas públicas, esto impide el acceso a muchísimas obras. La Red del Ministerio de Cultura y Patrimonio de Ecuador (Institución que actualmente administra las bibliotecas públicas) cuenta actualmente con alrededor de 11 bibliotecas y  383.000 bienes bibliográficos a nivel nacional pero no existe una página estatal donde se pueda encontrar información sobre obras literarias que se encuentren bajo licencia libre para su acceso público y peor aún en formato digital para su descarga. Ni siquiera en ciudades como Quito o Guayaquil existe un procedimiento técnico al respecto y es increíble que hasta la actualidad, archivos tan importantes como el de Fondo Antiguo en la Biblioteca Municipal de Quito o el Archivo histórico en Guayaquil, no cuenten con un sistema de metadatos para su preservación digital. Son pocas las instituciones que se encuentran digitalizando sus libros, entre ellas: Flacso, La Biblioteca Eugenio Espejo, el Núcleo de El Oro  de La Casa de la Cultura de Ecuador, y la Biblioteca Pablo Palacio. Si existen proyectos similares poco o nada se promociona al respecto.

 

Estas deficiencias se deben en gran parte a la falta de gestión por parte los gobiernos municipales en la destinación de recursos para contratar personal adecuado que digitalice textos y  capacite a los bibliotecarios sobre  gestión documental y estrategias de difusión dirigida a los usuarios; así mismo, la concentración de actividades culturales en ciertos círculos literarios, dependencias e instituciones, donde no se promueve una verdadera innovación en estos espacios da como resultado bibliotecas vacías, sin personal capacitado y cero difusión de lectura.

 

Los vacíos legales en la Ley de Propiedad Intelectual vigente y/o la falta de aplicación de la normativa existente por parte de las instituciones públicas obstaculiza la digitalización de libros. Actualmente se encuentra en desarrollo, por parte de SENESCYT, el Código Orgánico de Economía Social del Conocimiento que reemplazará a la ley vigente. En esta nueva normativa se pretende establecer una limitación a los derechos de autor con fines académicos e informativos a través de la adopción de licencias libres o modelos alternativos de licenciamiento, sin embargo este proyecto todavía se encuentra en espera de análisis en la Asamblea Nacional. Como vemos el camino para acceder a libros nacionales en formato electrónico (de forma ‘legal’), aún es bastante complicado y largo, nuestro acercamiento al proyecto de cero papeles se encuentra supeditado a una burocracia anclada en los formatos tradicionales, por tanto urge investigación y análisis para poder crear un plan de lectura y políticas eficaces que faciliten el acceso a bienes culturales digitales.

 

Mientras tanto, ¿Cómo podemos contribuir al libre conocimiento y la digitalización de obras o su difusión?, ¿Cual es el actual rol de los bibliotecarios?, ¿Qué tipo de licencias pueden utilizar actualmente las bibliotecas para liberar su obra?, ¿Hace falta hablar sobre el libro electrónico en las ferias del libro? Hablaré al respecto en el próximo post.

 

Fuentes: 

Biblioteca Nacional Eugenio se moderniza

Ministro Espinoza inaugura la Biblioteca Pablo Palacio

 

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